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La libertad de expresión es la droga más fuerte

En la revista «Tiempo» que vio la luz el viernes pasado, escribí una columna, como cada semana. Nada nuevo bajo el sol. Me pidieron que lo hiciera sobre las drogas para acompañar un reportaje sobre la estadística que dice que España es el segundo país consumidor de coca. La escribí. Mis columnas en la revista no son informativas. Son de opinión y además utilizan un estilo más literario que otra cosa. Son datos. Este es el enlace a la columna en cuestión:

http://anonym.to/?http://www.tiempodehoy.com/default.asp?idpublicacio_PK=50&idioma=CAS&idnoticia_PK=63134&idseccio_PK=630&h=110107

Decidí centrarme en las denominadas Research Chemicals, nuevas substancias de laboratorio que en muchos casos son elaboraciones con variaciones de moléculas existentes, de modo que al producirse no se encuentran dentro de los listados de sustancias consideradas como estupefacientes y, por tanto, perseguidas. Durante ese periodo son vendidas en Internet en muchos casos utilizando para ello coberturas como «fertilizante» o «limpiador de piscinas» .

El hecho de que acaben de ser prohibidas en el Reino Unido después de varias muertes de jóvenes lo podeís leer en este artículo de El País:

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/mefedrona/penalizo/Reino/Unido/ano/pasado/elpepisoc/20110303elpepisoc_10/Tes

Eso sí, espero que los compañeros de este diario no hayan sufrido la sarta de invectivas, insultos y casi amenazas que yo he recibido por referirme a este tema. Es cierto que ha habido lectores críticos y educados, como Poli, que me han contado cómo consume este tipo de sustancias de forma controlada y que afirma que ésas y otras drogas aportan a su vida vivencias diferentes y que no suponen un riesgo. A Poli le digo que no, que yo nunca probaré el 2CI pero no por pacatería, ni por represión, sino sencillamente porque nunca he sentido ninguna necesidad. La droga nos ha acompañado gran parte de nuestra vida. Cuando era adolescente ayudaba a mis amigos a liar canutos, ya más mayor hasta les he guardado los tripis pegados con un celo a un bote de mermelada. Nunca probé con ellos nada y ellos siempre respetaron mi decisión. Es verdad que la mayoría son hoy en día respetables profesionales pero también lo es que no son mis enemigos, que nunca me insultaron, y que fueron tan tolerantes con mis ideas como yo pude ser con las suyas. Aunque, eso sí, nunca dejé de pensar que asumían riesgos para ellos y para la sociedad. También hubo otros que se quedaron por el camino. De esos puedo hablar menos porque hubo un momento, mucho antes de perderse para siempre, en el que desaparecieron de nuestras vidas. Algunos volvieron a presentarse ante nosotros en una página de sucesos. O en una esquela. Lo siento pero es así.

Pues bien. Todo esto sólo pretende afear la conducta de todos aquellos que siendo consumidores o estando a favor de la legalización de las drogas y su libre mercado, o de cualquier otra cosa, exigen tolerancia y libertad y paso libre a su decisión y no son capaces de respetar ni la libertad de expresión de las gentes ni las más elementales normas de educación. No es que me importe, es que se retratan.

Para los que tengan curiosidad en ver cómo practican la crítica, supongo que constructiva, adjunto un enlace que ellos mismos me han enviado:

Elisa Beni pedorrea sobre la reducción de daños y los RC’s: Miau Miau

Yo sigo creyendo que los efectos a largo plazo de las drogas son peligrosos no sólo para los individuos sino también para la sociedad. Opino que, aunque es cierto que hay personas que coquetean con ellas toda la vida y no llegan a tener problemas, la realidad nos muestra a miles de ellas que creyendo que controlaban han entrado en un infierno sin salida. No crean, yo los he visto, son seres humanos y hay personas que se dedican a intentar ayudarles.

Respecto a la represión del tráfico de drogas me parece evidente que debe continuar.Dado que se trata de un problema no sólo sanitario -los daños, cuando se producen no son sólo individuales sino que afectan y tienen un coste para todo el sistema y, por tanto,para los contribuyentes- sino que es realizado por mafias que además de traficar con ellas lo hacen con seres humanos, con armas, que extorsionan, corrompen sistemas democráticos y matan, no veo que haya otra vía aunque insistiría en que se siguieran la pista del dinero, no sólo su blanqueo sino los bienes que se obtienen y se disfrutan con él.

Un recuerdo para Ciudad Juárez y otros lugares que han sucumbido. No, no me digan que la legalización acabaría con el problema. Los traficantes necesitan de la ilegalidad para el negocio. Crearían otras. Las introducirían. Cada vez más adictivas y destructivas… para continuar enriqueciéndose que es su objetivo.

No obstante, hasta donde yo se, la tenencia para el consumo no está penalizada en nuestro país. El consumo, si no es público, tampoco. Así que no seré yo la que tire la primera piedra. Eso sí, permítanme que no les acompañe. Es mi opción y la de la mayor parte de la sociedad y eso no debe preocuparles ¿o sí?

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