debate politico

Una mirada fría y real sobre Sortu

¿Debe inscribirse Sortu como partido politico? El Gabinete en Julia en la Onda

Semana intensa. Desde el lunes he debatido sobre la situación abierta por la presentación del nuevo partido de la izquierda abertzale con compañeros de todo signo en Las mañanas de Cuatro, en Al Rojo Vivo en La Sexta2 o en Onda Cero en Julia en la Onda. Mañana viernes saldrá una columna mía sobre esto en la revista Tiempo ¿Y aún me queda algo que añadir sobre el tema? Trataré sólo de recopilar algunas ideas que me parecen importantes y que se pierden a veces en un debate muy visceral, muy teñido por el dolor, por tantos años de mentiras y destrucción, pero que hemos de ser capaces de ver desde un ángulo más frío.

1.- Las reglas del juego las hemos marcado los demócratas. La Ley de Partidos es una ley nacida de la voluntad popular. Ese marco limita un espacio de legalidad que es el que es y al que no se le puede quitar ni un ápice pero tampoco añadir condiciones nuevas.

2.- El silogismo aceptado por los dos grandes partidos durante este último periodo, en el que asistimos al inicio del fin de ETA, ha sido: «O ETA se disuelve o Batasuna rompe con ETA». Con la presentación de los estatutos de la nueva formación Sortu, Batasuna pretende apuntalar la segunda parte del silogismo y escenificar la ruptura de la izquierda abertzale con ETA.

3.- La prudencia, la mesura, incluso la suspicacia o el escepticismo son normales y lógicos. El Gobierno toma la postura correcta – no tenía sentido adoptar otra actitud en este momento- y es mandar los estatutos presentados a la Fiscalía para que informe si los considera acordes con la legalidad, ve indicios de delito o considera que la inscripción no debe realizarse y por tanto insta esta acción ante la Sala del 61 del Tribunal Supremo.

4.- Parece evidente que la decisión la va a tomar la Sala del 61 del Tribunal Supremo. La tomará sopesando los informes presentados por la Fiscalía: de las policías, del CNI y todos aquellos que sean pertinentes. Analizará de forma jurídica los hechos y los indicios, deliberarán sobre ello y emitiran una resolución que será la que se ajuste a Derecho.

5.- Los promotores de esta iniciativa han sido cuidadosos para intentar entrar dentro de las reglas de juego marcadas por el Estado de Derecho. Quizá la mayor arista la tengan en el hecho de no haber rechazado los atentados anteriores de ETA y haber usado la fórmula rechazamos la violencia de ETA «si la hubiera». El TS lo dirá pero, no obstante, yo no creo que se trate de una trampa. Es un éxito de la lucha antiterrorista que la izquierda abertzale intente entrar en el juego democrático con las normas marcadas por los demócratas.

6.- Parece una tontuna repertirlo pero, por si acaso,: las ideas no delinquen. En democracia pueden defenderse todas las ideas dentro del marco legal, incluida la independencia o la autodeterminación. En este sentido precisar también que la machacona frase «Batasuna es ETA» se ha acabado convirtiendo para muchos en «Batasuna es igual que ETA» o «los tribunales ya han dicho que Batasuna es igual que ETA». Hay que precisar que para los tribunales ETA es una banda armada e integrarse en ella supone un delito de integración en banda armada. Ningún tribunal ha dicho que Batasuna sea una banda armada. Es una formación ilegalizada EN VIA NO PENAL, por la Ley de Partidos, por coadyuvar a los fines de los terroristas y algunos de sus miembros lo eran a la vez de ETA.

7.- Lo que no es de recibo es que desde partidos políticos, asociaciones o medios se afirme – siquiera se insinúe- que la decisión del Tribunal Supremo puede estar mediatizada por otras voluntades ni por nada que no sea la valoración jurídica de la información que exista. Afirmar que el Gobierno puede mediatizar la resolución judicial o que está en su mano que no se inscriba la formación es democráticamente inadmisible.

8.- Tampoco es respetuoso con la seguridad jurídica inherente a toda democracia afirmar ahora que habría que añadir nuevas condiciones a las ya impuestas en su día. La Ley de Partidos no incluye ni cuarentenas, ni periodos en los que «ganarse la confianza» o»demostrar que van de verdad». Y la Ley no incluye un periodo de este tipo porque hubiera sido muy difícil que una norma así hubiera pasado los filtros del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Teniendo en cuenta que en un sistema democrático , la participación en los comicios es la actividad más esencial y básica, la norma española ya se situa muy al filo de lo admisible en relación con el estándar de los derechos políticos internacionalmente asumidos por España.

9.- No es cierto que la izquierda abertzale pueda pasar el filtro y luego quitarse la careta cuando estén en las instituciones. La reforma de la Ley Electoral que entró en vigor a finales de enero, asegura precisamente que puede producirse una ilegalización a posteriori o sobrevenida. En ese caso, la formación podría ser ilegalizada y sus electos perderían sus cargos excepto que adjuraran de forma expresa, individual y terminante de la causas por la que hubiera sido declarada ilegal Sortu.

10.-La Justicia tiene la última palabra pero es de cegatos no darse cuenta de que lo sucedido esta semana, las afirmaciones oídas en boca de históricos abertzales, no se habían producido nunca. La fotografía es distinta y novedosa. Es un triunfo de la democracia aunque no sea el definitivo. Que llegará.

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Tiempos nuevos, tiempos salvajes

Consciente de mi abandono temporal, retomo el blog. Gracias a David y a otros muchos que han ido dejando mensajes animándome a que le dedicara un poco de tiempo. Hasta que me han puesto colorada. ¡Va por ellos!

Llevo toda la mañana tarareando el viejo/nuevo tema de Ilegales. No se por qué. Se me ha colado entre el drama griego y una entrevista a González Pons. Nada que ver y todo, sin embargo. Aplicarse a la actualidad, intentar interpretarla o desbrozarla on time no impide que el espíritu vaya empapándose, si uno se deja, de una sensación de puzzle cuyo significado no seremos capaces de ver hasta que se haya completado. Demasiado tarde, como sucede casi siempre en la historia. Como un macro póster realizado con esas minifotos instantáneas que las noticias nos brindan cada día.

El panorama es fragmentario pero creo que permite afirmar que si bien el futuro siempre ha estado implícitamente forjado en la incertidumbre, nos encontramos ahora ante uno de los futuros menos ciertos de los últimos años. Nadie nos lo dice pero esta crisis es como un gran túnel en el que entramos antes de 2008, casi sin darnos cuenta, y del que el mundo occidental saldrá algún día en un lugar aún ignoto. Y eso es lo que nadie nos cuenta, que ni nuestros supuestos líderes, ni los gurús económicos, ni los expertos, ni los candidatos sabe exactamente cual será el paisaje que exista al otro lado del túnel. Podría ser tan insospechado como si hubiéramos entrado por Somosierra y al otro lado hubiera un paisaje lunar. Tampoco nos dicen que, lo más probable, es que durante el trayecto y también al final, vayamos a vivir peor de lo que lo hemos hecho hasta ahora. Por eso resultan chocantes los cantos de sirena que nos dicen que somos niños díscolos que nos hemos portado mal y que en cuanto nos disciplinen un poco allí y un poco allá todo volverá a los felices noventa. Creo que quienes lo dicen también saben que no es muy factible que sea así. Y menos que sea posible hacerlo sacando la misma varita mágica de entonces porque esto es otro cuento.

La historia está hecha de discontinuidades. Nuestras vidas breves y nuestras cortas memorias nos hacen pensar que todo tiende a ser igual o a volver a ser igual, pero no es cierto. Pensamos en términos de continuidad pero la historia de la humanidad es una historia de discontinuidades, incluso de fractura entre realidades. Un libro de historia no es sino un inventario de esa ruptura de los continuos que para los coetáneos eran impensables. Ahora nos parecen inevitables. No soy la única. Cada vez se alzan más voces que dicen que estamos ante un cambio de era, de época, que este siglo va a despuntar con sus novedades, que va a dejar un continuo en nuestra mente desde mediados del veinte. El País publicaba hoy un artículo al respecto.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Hemos/entrado/nueva/era/elpepiopi/20111103elpepiopi_13/Tes

El órdago griego

Uno de los últimos acontecimientos que nos está haciendo cambiar a cada minuto nuestra percepción de las cosas es la crisis europea. Ahora mismo el órdago griego. Y digo que hace cambiar porque algunos que hace dos meses en todas las tertulias nos decían que lo que había que hacer era dejar caer a Grecia y a sus vagos, desde anoche clamaban a toda voz que era impresentable lo que Papandreu estaba haciendo poniendo en peligro el rescate a Grecia. Los cambios no son caprichosos. Responden a lo que en cada momento parece el sesgo que mejor pintará para nuestros intereses, los nuestros, los de los españoles o los de una parte de ellos.

Lo cierto es que el órdago iniciado por Papandreu -ese hombre nacido en EE.UU y que estudió economía en Harvard, algo que no puede predicarse de la mayor parte de nuestros líderes- tiene un valor que debe reseñarse en estos tiempos de estupefacción. Incluso ahora que sabemos que ha amagado con dimitir, que no habrá referéndum y que intentan montar un gobierno de concentración. En mi opinión, la importancia de la acción de Papandreu consistió en poner encima de la mesa de la Unión Europea una cosa muy sencilla que se llama POLITICA. Así, con mayúsculas. El puñetazo que dio en la mesa a la vuelta de Cannes -ante la evidencia de que se hallaba ante un pueblo lacerado y dividido, una oposición que no estaba dispuesta a colaborar a pesar de haber provocado el problema y un partido en el que había dudas- sobresaltó a los merkozy porque les recordó que además de las políticas económicas, los dictados de los mercados y los especuladores y los banqueros toda la retahíla, existe una cosa que se llama POLITICA que siempre ha estado por encima.

Y no hagamos bromas con el tema del pueblo griego presentándolos como una panda de desgarramantas estafadores y vagos porque eso, exactamente eso, es lo que hacen los alemanes y los británicos con nosotros y con los italianos. Para ellos somos igual de cerdos, perdón, de PIGS. Lo cierto es que lo mismo que una persona aguanta torturas indecibles con la esperanza de conservar la vida, también lo es que llega un momento en que la muerte da menos miedo que el dolor. Eso es, de alguna manera, lo que les pasa a los griegos. No frivolicemos. Los ajustes que han sufrido y los que se les exigen no tienen parangón con nada que hayamos visto. Y es cierto que tienen que arreglar ese país y esa sociedad pero quizá no lo sea que deban hacerlo como quiere Merkel, con ese componente de penitencia, de «pagar las culpas», que tanto utiliza en sus discursos. Financial Times lo decía hoy en un editorial: los líderes europeos tendrían que pensar también en el dolor que se inflinge a los pueblos y no sólo en lo que les duele la incertidumbre a los banqueros centroeuropeos.

Tampoco caigamos en repertir el mantra teutón de que ellos son los que van a pagar la fiesta del sur. La fiesta de la falta de controles eficientes del sistema financiero, la fiesta de la venta alegre y liberal del sueño de la clase media universal la vamos a pagar todos, la estamos pagando ya. Y si ellos en todo caso van a aportar más fondos es porque también tienen mucho que perder. Sin embargo, el gran compromiso por el futuro europeo que se le pide a Alemania, el compromiso de seguir siendo locomotora y tirar de la zona euro, ese no lo asumen en plenitud. Entre otras cosas porque siguen empecinados en impedir que tengamos las mismas oportunidades que norteamericanos y británicos permitiendo que el BCE se convierta en un último prestatario como lo son el Banco de Inglaterra o el Tesoro de EE.UU.

Así que aquí estamos. Nos dimos la vuelta cuando nos llamaron a seguir construyendo Europa -para qué si ya teníamos una moneda y dónde gastarla- y nos encontramos desmantelados y sin líderes. Sometidos al Diktak de Berlín. Siguiendo las directrices de una Merkel que tiene cada vez más todo el poder y ninguna responsabilidad si las recetas que impone en Atenas, Roma, Lisboa o Madrid no funcionan. Y, sobre todo, cuyas decisiones carecen legitimidad desde el punto de vista de la representación democrática.

Sigamos pues a lo nuestro. Empieza la campaña. Una campaña marcada básicamente por la crisis y en la que nos enzarzaremos en nuestras pequeñas cosas de patio trasero sin querer ver que el Gobierno resultante de las urnas quizá pueda influir un 30% con sus decisiones en nuestro futuro pero que lo restante le va a venir marcado por lo que suceda en la partida del tablero grande.

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¿Y si hay un plan B para lo de Camps?

Entre todas las dudas y trastabilleos hubo una respuesta que Rajoy si tuvo clara el otro día en el examen oral al que decidió someterse: «No veo el escenario de Camps en el banquillo» , afirmó. Está seguridad en la aserción puede ser debida, desde luego, a una fe ciega en la inocencia del imputado añadida a una creencia rotunda en el buen funcionamiento de la Justicia que le llevaría a pensar que, finalmente, esta quedará probada y su probable candidato, por tanto, exonerado. Sólo que en la entrevista no dijo que para él no exista posibilidad de que condenen a Camps, ojo, lo que dijo es que no ve posibilidad de que se le pueda ver siquiera sentado ante la Justicia.

Eso da que pensar. Y puestos a ello, no vamos a suponer que en caso de que el momento banquillo se produzca, él hará el gallego y se pondrá gafas de madera o mirará para otro lado. No. Tampoco podía estar seguro cuando habló de que los recursos presentados ante la Sala de lo Civil y Penal del TSJPV vayan a ser resueltos a favor del president, por mucho que incluso en sus medios amigos hablen de presiones al tribunal. No seré yo quien tire por ese sendero de extender la sospecha sobre los jueces. Así que quizá no sea descabellada la otra opción: la opción del Plan B.

El posible plan B

¿Y si el PP se estuviera planteando que Camps no se siente en el banquillo bajo ningún concepto? Aunque el proceso siga adelante. A pesar de los jueces. En realidad existe una posibilidad legal. Veamos. El procedimiento contra Camps por cohecho pasivo impropio se tramita por la Ley del Jurado y, por tanto, en caso de ser juzgado lo sería por un tribunal popular formado por nueve ciudadanos valencianos. ¿Habría alguna otra posibilidad, si llega el momento, que verlo sentado ante un juez y con un jurado decidiendo sobre su culpabilidad o inocencia? ¿Hay que arriesgarse siquiera a que llegue ese momento con un coste político endemoniado?

Sí, existe una posibilidad. La posibilidad es que Camps «se conforme», es decir, que reconozca que recibió los trajes como regalo y acepte la pena. Antes de llegarse a constituir el jurado. ¿Descabellado? No tanto. Teniendo en cuenta que en el momento en que se cometió el presunto delito, el cohecho pasivo impropio estaba castigado solamente con una pena de multa y que esto es lo más que le podría pasar a Camps ¿no compensaría en un momento dado pagar una cantidad y no verlo en el banquillo? ¿Dentro del daño no sería políticamente más defendible? Tampoco afectaría a su carrera política. Desde diciembre pasado ese delito ha pasado a ser castigado con penas de prisión y de suspensión de cargo pero esa reforma no afecta al procedimiento que instruye el juez Flors contra él.

Todo es cuestión de cálculo político. ¿Castigaría más a su imagen reconocer que no tiene los justificantes para probar que compró los trajes y resignarse a pagar una multa o sentarse ante un jurado popular? Ante un escenario adverso, el PP puede pensar que un fuego es mejor que un incendio. Esto no sólo se me ha ocurrido a mí. Hace más de seis meses lo publicaba un diario del norte de España.

Y desde luego, algún movimiento en este sentido se huele en el ambiente.

Sucede que procesalmente es posible. Sucede que en caso de llegar a juicio, el jurado es inevitable. Sucede que no es descabellado pensar que esta opción puede ponerse sobre la mesa. Sucede que con esta baza en la manga ni Rajoy ni nadie verían a Camps sentado como un acusado ante la Justicia popular.

Es un posible Plan B. No hay que desestimar que lo barajen.

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La opinión se forja en los matices

No discuto que la propia dinámica de los medios impida descender a los detalles para explicar la realidad. A veces, ni en la radio ni en la tele se puede hacer. Otras simplemente no se quiere. No obstante, para formarse una opinión fundada y lo más certera posible no queda otro remedio que informarse de todo eso que puede resultar más prolijo y dificultoso. Me da que muchos de los que meten cosas dispares en el mismo saco no lo hacen sólo por ignorancia. También sospecho que el brochazo gordo y sin matización es el más útil para dirigir a la opinión pública alegando que no se puede andar «entrando en tecnicismos». La técnica de la verdad sí lo exige.

¿Y cual será el papel del periodista sino el de mascar esas pejigueras tan sustanciales para ofrecerlas de una forma digerible? No son pocos los que lo dejan reducido a hacer la papilla en la que todo cabe para empapuzar al público con el sabor político que más nos gusta.

Ese será uno de los ejes de mi blog. Aquí si habrá lugar para explicar los matices. La única solución para tratar de forma igual a todo lo que sea igual pero de forma diferente a lo que sea distinto. O sea, de intentar hacer justicia con la actualidad, con la actuación de los políticos, con el mundo que nos rodea. A cada uno lo suyo. Y cada uno debe ser el juez de sus criterios. Así se conforma una opinión pública libre y democrática. Yo tengo la mía, evidentemente.La dejo ver en los programas en los que participo y estará presente también aquí. Así lo veo yo…

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